LA TRAGEDIA: EL ORIGEN DEL PECADO Y EL DOLOR


“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12) (RV1960)


 El plan de Dios había sido completado, todo era perfecto, hasta este punto el plan de la creación estaba terminado y era perfecto. Dios les había dado lo mejor a nuestros primeros padres. Sin embargo en medio de tanta perfección también había un ser del mal, del cual hablaremos un poco ahora. 
Dios había dado una orden especifica, la cual hoy también la mencionaremos, pero sobre todo, al final de cualquier situación Dios siempre tiene un plan mejor y maravilloso.
En nuestro estudio de hoy hablaremos de como fue que llego este mundo a estar tan lleno de maldad y de sufrimiento.

Vivimos en una época en la que cada día nos preguntamos, Alguna vez habrá paz en la tierra?, y más aún, al ver cada día el aumento de la maldad en diferentes lugares de la tierra y aun en nuestra misma comunidad, nos llenamos de curiosidad y nos preguntamos cómo fue que se originó en el Corazón del hombre y como pudo llegar tan lejos la maldad? Los seres humanos destruyéndose los unos con los otros y destruyendo la hermosa creación de Dios, el orgullo, el egoísmo, la envidia y la vanidad han llenado el Corazón del ser humano, y ahora todos vivimos las consecuencias.

Pero, Como y donde se originó el sufrimiento y el dolor? Cual fue la semilla que dio como resultado a tanta tragedia? Como dice un buen adagio, “cuando algo sale mal, es mejor regresar al principio” Por suerte tenemos este libro muy antiguo llamado Biblia, que nos relata con lujo de detalles como comenzó esta triste historia y si algún día todo esto cambiara.

Guerra en el cielo El libro de apocalipsis 12:7-9 
la biblia nos dice que en un tiempo llamado eternidad mucho antes que nuestro mundo fuera creado hubo una gran batalla en el cielo, Jesús y todo un incontable ejercito peleaban contra un poderoso ángel que Dios mismo había creado y lo había puesto como líder de todas las huestes celestiales, este, a su vez, se había encargado de engañar a muchos ángeles haciéndoles pensar que Dios no era justo con ellos, pero la realidad es que este ángel llamado Lucifer ambicionaba usurpar el mismo trono de Dios. El Corazón de este ángel se había llenado de orgullo, de vanidad, envidia y codicia y era completamente contrario al carácter lleno de amor de Dios quien ha gobernado eternamente el universo en perfecta armonía.  Este conflicto llevo a la expulsión de satanás y los ángeles que los siguieron del cielo, por algún tiempo estuvo en el espacio buscando algún tipo de ayuda y refugio, pero nadie se le unió. El quería encontrar una oportunidad de regresar al cielo y continuar este conflicto y derrotar a Dios. Sin embargo Dios solo esperaba que a través del tiempo el verdadero carácter de satanás quedara al descubierto y el universo pudiera ver al fin la gran maldad que había en el Corazón de satanás. Y no paso mucho tiempo para que eso sucediera.

La caída de la Humanidad (Génesis 1:1-3:12)
El primer versículo de la biblia nos ensena como fue que Dios formo cada cosa que hoy existe a partir de la nada. Dios tenía un plan, la creación de un Nuevo mundo, un Nuevo planeta, cuyo propósito más grande era crear su obra maestra, a quien llamaría hombre y mujer, pero antes de crear a este primer matrimonio, Dios se encargó de crear también todo cuanto ellos necesitaran, eso nos dice cuán importante somos para El.  Sin embargo, cuando ya había concluido la creación y había transcurrido algún tiempo aprovecho satanás la oportunidad que tenía al ver a Eva sola paseando peligrosamente cerca del árbol que Dios les había pedido no comer como una señal de obediencia, se le acerco transformándose en una serpiente que volaba pero que también hablaba y astutamente utilizo un lenguaje que maravillo completamente a Eva diciéndole que era resultado directo de comer del fruto, aun mas, hizo una mezcla rara de verdad y mentira que parecía más atractiva la conversación, tanto así fue, que Eva termino completamente convencida. Entonces desobedeció a Dios y Adán al ver lo que había sucedido quiso compartir su suerte. Inmediatamente después que ellos desobedecieron a Dios, la luz que los rodeaba desapareció, ahora estaban a merced de satanás quien insistentemente los inducia a desobedecer, las hojas comenzaron a marchitarse y caer, y los animales comenzaron a morir, ahora era solo cuestión de tiempo para que ellos murieran también.

La consecuencia de la desobediencia (Romanos 5:12).
Algún tiempo después de la trágica desobediencia de la primer pareja, podemos ver la consecuencia directa del pecado, no solo por la muerte simbólica de Jesús a través de un cordero, si no, porque el pecado trajo consigo destrucción, sufrimiento y muerte y, aunque, esta consecuencia iba más allá de una simple condición mortal, también nos daba una condición de condenación
y perdición eternas.

Si continuamos al capítulo 4 del libro de Génesis nos encontramos con una historia aún más desgarradora, el primer asesinato a sangre fría, producto y consecuencia directa de la entrada del pecado en la tierra, Adán tuvo que vivir en carne propia cada momento desgarrador al saber que uno de sus hijos se había convertido en asesino al matar a su propio hermano; seguramente Adán se culpaba una y otra vez por esta horrible experiencia. Pero ahora el orgullo, el egoísmo, la envidia etc. que el pecado había traído, habían minado el Corazón humano.

El hombre, por su propia cuenta, bajo su propia decisión, es decir, consciente de lo que significaba desobedecer, había violado la santa ley eterna de Dios que reprenda su carácter justo y la única manera de resolver o de alcanzar justicia era a través de la muerte eterna, por eso el apóstol Pablo dice que el resultado de tal violación es la condenación y que la paga del pecado es la muerte eterna.

Hasta este punto de la historia, todos habíamos quedado separados de cualquier posibilidad de recuperar lo que Adán había perdido, nos habíamos convertido en esclavos del pecado y de satanás. El pecado llego a ser hasta progresivo en nuestras vidas a tal punto que el mismo sello de Dios en nosotros se vio seriamente amenazado y degenerado como consecuencia del pecado.

Por muy grande que fuese el intento del ser humano por lograr el estatus que Adán tenía antes de la caída este resultaría inútil, porque la transgresión del hombre había sobrepasado todo esfuerzo humano y angelical.

El ser humano estaba condenado a vivir en la miseria del pecado, (asesinatos, robo, secuestros, envidias, enfermedad, etc.) sin esperanza y hasta el fin de sus días.

A esta hora algunos deberán estarse preguntando, Porque los hijos de Adán y por ende nosotros tenemos que pagar por algo que no cometimos? Déjenme responder a esta importante pregunta con la siguiente ilustración. Hace algunos años conocí a un amigo que tenía un cáncer hereditario, sus antepasados habían muerto de ese mismo mal y su doctor le dijo que él lo había heredado de su padre, este amigo tenia esta misma pregunta y como resultado de estaba peleando con Dios, yo estaba muy joven y no encontraba las palabras correctas para explicarle, en una conversación me dijo que estaba regresando de la corte, había tenido una cita con el juez por algunos problemas legales, entonces le pregunte, El juez te juzgó por los problemas que ha heredado o por los delitos que ha cometido? Sonrió, y me dijo, ”las enfermedades que me heredaron mis padres sinceramente no tienen nada que ver con mis actos, cada quien es responsable de sus propias acciones”.
Queridos, eso fue exactamente lo que sucedió con Adán, él nos heredó una naturaleza inclinada al pecado, pero somos nosotros los que decidimos seguir a Dios o a satanás.


 
Esperanza en el horizonte (Romanos 5:18)
Al considerar la enorme consecuencia de la desobediencia al Dios Eterno, podemos entender que no existe ninguna forma humana ni angelical para resolver este problema. Para que este problema del pecado y su consecuencia pudiera ser resuelto, Alguien tenía que morir, pero ese Alguien no podía ser un humano, ni siquiera el más poderoso de los ángeles celestiales; debía ser uno igual o de la misma naturaleza que El Padre cuyos mandamientos habían sido violados, desobedecidos y rechazados. Por eso Dios tenía un plan de salvación, el mismo se manifestaría en forma humana en la persona de Jesús para llevar a cabo la obra redentora a través de su propia muerte para pagar nuestra propia deuda y tener así el regalo inmerecido, la oportunidad de la salvación en Jesús, es decir, recuperar gratuitamente la posibilidad del estatus santo de Adán antes del pecado. Que hermoso plan de salvación tenía el señor preparado para la humanidad!

A pesar de nuestra vil rebelión, del abismo de separación que el pecado creo entre el Creador y sus criaturas, de haberle dado la espalda. Dios tuvo compasión de nosotros. Dios no se olvidó; tan pronto como ellos se vieron desnudos escucharon una voz por el aire que decía, “Adán, Adán, donde estás tú?  Ni crean que Dios no sabía lo que había sucedido, es solo que Dios siempre ha tomado la iniciativa para acercarse a la humanidad perdida. Fue entonces cuando Dios mato el primer corderito para cubrir con sus pieles los cuerpos de Adán y Eva de la misma manera como moriría el cordero que quita el pecado del mundo para cubrir la vergüenza de nuestra desnudez. Tan pronto como el pecado entro en el mundo, Dios también empezó a ejecutar su hermoso plan de salvación en la persona de Jesús en favor de todos nosotros los pecadores. Que hermoso es saber que Dios nos amó desde antes de la fundación del mundo.

Querido amigo, no pierdas esta oportunidad para darle gracias a Dios por amarnos tanto, aun cuando no lo merecemos, sin embargo, Él lo dio todo por ti. Hoy, Jesús está susurrando tu nombre en tu Corazón, y no es que él no sabe lo que tu haz hecho, si no que el té está buscando para salvarte. No importa cuán profundo hayas caído, ni cuan culpable te sientas, ni cuan malo te consideres; Jesús ya pago por ti y por mí.

Acepta ese inmenso amor y acéptalo a Él como tu Salvador personal. Amen.
J. M. Suazo